El sector inmobiliario está en constante evolución, y el 2024 se presenta con tendencias que no solo marcarán un cambio en la forma en que concebimos nuestras viviendas, sino que también ofrecerán oportunidades emocionantes para inversores y desarrolladores. Desde la perspectiva de Diego Soto, encargado de mercadeo en Grupo Ecoquintas, estas tendencias no solo reflejan cambios, sino también una invitación a una inversión más consciente.

Una de las estrellas principales será la adopción de los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). Estos criterios no solo están impactando las decisiones de inversión, sino que también están dirigiendo el financiamiento hacia desarrollos inmobiliarios que los incorporen. En palabras de Soto, «al elegir una propiedad, es crucial verificar la aplicación de estos criterios. En Grupo Ecoquintas nos enfocamos en proyectos con acciones ambientales que contribuyan a la protección del entorno».

La emergencia climática es otro motor de cambio. Esta tendencia busca crear espacios más sostenibles y eficientes en términos energéticos, atendiendo a las necesidades de diferentes sectores y apostando por la innovación en la preservación del medio ambiente.

La Inteligencia Artificial se posiciona como una herramienta vital en la toma de decisiones inmobiliarias. No solo ayuda en análisis predictivos, sino que también ofrece asistencia virtual, transformando la experiencia del usuario.

En el ámbito comercial y de oficinas, la funcionalidad es la protagonista. Desde oficinas enfocadas en el bienestar hasta centros comerciales convertidos en destinos de entretenimiento, la clave está en generar experiencias excepcionales para los usuarios.

Una tendencia interesante es la transformación de locales comerciales en viviendas. Esta versatilidad no solo responde a la demanda residencial, sino que también revitaliza zonas urbanas y fomenta la diversidad comunitaria.

En resumen, estas tendencias no solo marcarán un cambio en la concepción de las viviendas, sino que también invitarán a la inversión inteligente. Como concluye Soto, «es un llamado a una nueva manera de entender las propiedades, a hacer inversiones conscientes que no solo sean beneficiosas para las familias, sino que también aporten al desarrollo sostenible y a la comunidad en su conjunto».

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